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05 d’octubre 2010

acción - reacción

El motivo por el que algunas personas (individuos distintos y movidos por circunstancias a veces compartidas) actúan con violencia en determinados actos, como los acaecidos el día de la Huelga General en España el 29 de septiembre, es una reacción violenta FRENTE A un ataque brutal contra los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras españoles. Lo extraño sería que ante semejante atropello de derechos, ante semejante falta de perspectivas de vida para un amplio sector de la población, excluido por el insaciable y genocida ultraliberalismo, no hubiera individuos que dijeran ¡BASTA! y trasladarán la rabia contenida en violencia en las calles (siempre habrá en estos colectivos los llamados "delincuentes habituales", que se apuntan a un bombardeo, ¡y más viendo cómo los delincuentes de verdad saquean a placer y planetariamente, por supuesto amparados por el aparato del Estado).

La violencia de unos pocos (los que detentan el poder económico y por tanto político) genera violencia en la calle, de momento minoritaria. Esto pasa cuando el latrocinio de los más poderosos debe ser pagado por los más débiles: ¡hay que hablar claro! Cada vez más, se ve cómo las huelgas generales están orquestadas por los sindicatos previo "apaño" con los Gobiernos de turno (¿quién paga a los sindicatos? Mejor dejar el tema...). ¿Es preciso recordar que esta huelga del 29-S se hace a posteriori y no a priori de los recortes más brutales acaecidos en España desde la recuperación de la llamada memocracia, perdón democracia? Se entiende aquí democracia como ese deber que tienen los ciudadanos de ¡votar o bien callar (la tan manida polaridad: ¡o estás conmigo o contra mí, o si no eres un antisistema... la cuestión es quedar registrado / controlado de algún modo (¡¿a quién quieren engañar?!, ¡Sí, eso es la democracia que existe ahora! ¡Y si no votas, no te quejes!, ¡¿Pero votar a qué o a quién?! Los políticos trabajan para mantener su asiento, no para las personas... ¿no se había enterado la concurrencia? ¡Pues es así de crudo!

Volviendo a la huelga del 29-S y a las huelgas en general, es preciso decir que este tipo de actos han quedado obsoletos ante la nueva y totalitaria realidad económica. Cuando la mayoría de personas trabajaban en cadenas de montaje, en fábricas, en industrias, etcétera, las huelgas tal vez tenían capacidad de presión, sentido, por decirlo de algún modo. Pero ahora... la mayoría de personas están excluidas del amparo de los sindicatos.  El sector servicios -predominante- come aparte de éstos.

Después está esa constelación variopinta y cada vez mayor de personas que ha quedado completamente al margen de un sistema cada vez más injusto y brutal.

Desaparición del estado de bienestar (en España casi no ha existido si se compara con el resto de países europeos), saqueo financiero, latrocinio de los bancos... Y finalmente pagan los mismos de siempre: los trabajadores.

No se trata de buenos ni de malos: se trata de quien detenta el poder y lo ejerce (poder económico) -los bancos, las grandes financieras-, y de los aplastados y desposeídos, a saber, las personas de la calle, que trabajan, están en paro o que tienen la desgracia de ser tratatadas como personas de segunda categoría -inmigrantes-.

Este contexto es el germen de la violencia, minoritaria de momento, pero quién sabe en el futuro.
 

Qué futuro, ¡ NO HAY FUTURO!

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