La catastrófica situación económica que se vive en España, al igual que en toda Europa -no tanto Alemania-, está alcanzando cotas jamás vistas. El porcentaje de paro, situado en un insostenible 20%, parece que va a más en el Estado Español. Los pronósticos más optimistas sitúan la tasa de paro... ¡en el 23%! para 2012. Se trata, como imaginarán, de una tasa insoportable, límite, dramática. Ningún país europeo tiene una tasa similar de personas sin trabajo, se trata pues de una especificidad española. Obviamente, no se tienen en cuentas las cifras de la economía sumergida, en lo que España es campeona de Europa también. Ante semejante situación límite, las medidas que piensa implementar el PP, en plena negociación de sindicatos y patronal, serán la moderación salarial , todavía más flexibilidad para despedir, etc., es decir, lo de siempre. Está claro que la crisis -o como se la quiera llamar- es financiera, así pues, es una atrocidad hacer recaer en los sueldos de los trabajadores -los funcionarios están sometidos a una persecución por su presunta situación privilegiada: no los pueden despedir, de momento- una situación apocalíptica generada por bancos y entidades financieras.
No hay esperanza, pese a los carteles de cruel y sumo cinismo que abundan en entidades como La Caixa.
La guerra de clases está más exacerbada que nunca.
