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21 d’abril 2011

con la que está cayendo, ¡y ganó el equipo de Franco!


No me gusta hablar de fútbol, pues considero que es puro opio y circo, pero he de decir que ayer me entristecí. Volví a ver a ese equipo encumbrado en el fascismo y que encarna la más rancia ralea hispana alzarse con la copa de un rey que ya está más pallá que pacá: el real madrid. Qué friki, qué horror. Tras el escudo del real siempre he visto la cara del caudillo. Lo pueden probar: cierren un poco los ojos y verán el rostro siniestro de Franco tras ese redondo escudo, y recordarán: "Españoles todos...". Y fue tal un golpe de estado. Las bombas esta vez fueron coces, el arbitro, un tricornio con cabeza de buitre. Los madridistas intentan borrar ese oscuro pasado, al igual que lo hace el PP, pero su estilo marcial y fascista les delata: ¡Embisten!

Vuelven las tinieblas...

Hasta aquí el opio futbolero.


[He usado una foto extraída de Google: si quien ha hecho esta "obra de arte" no quiere que aparezca en este blog, que me lo pida y la quitaré: pero es que es genial]

14 d’abril 2011

Ese personaje llamado Salvador Sostres


Cuando uno lee los periódicos o ve la televisión puede encontrarse con personajes de todo pelaje. Sin embargo, hay algunos periodistas -por ejemplo- que, por su perfil especialmente patológico, despiertan una especie de náusea, pavor, horror... ¿odio? Ni eso. La palabra es ASCO.


ASCO RADICAL. Esa es la sensación que produce, las más de las veces, ese periodista inclasificable llamado Salvador Sostres. Cualquier adjetivo, por muy insultante que fuera, sería un elogio ante este vil personaje, cáustico, resentido, misógino, maltratador en potencia, ultraliberal, pendenciero , hecho a así mismo, como su querido Pedro J, o algún ex-Copero. Ya ven, unos cuantos adjetivos, pero es que cualquiera que haya leído alguno de los escritos de ese señor que se hace llamar periodista, terrorista de las palabras podría decirse, o que haya visto su redonda cara vitriólica en la televisión se queda mudo y perplejo ante el odio, la provocación y la barbarie que irradia. Es una experiencia indescriptible por nauseabunda.


Su discurso destila SIEMPRE odio: a la izquierda política, a lo que no sea ultraliberalismo radical; mofa; misoginia... Su verbo siempre discurre por los mismos derroteros. Toda la culpa de lo que pasa en el mundo la tiene la izquierda -"los comunistas" los llama él en su atávico fanatismo ultraderechista disfrazado de liberalismo: ya sabemos-. 


Es difícil encontrar algo o alguien más desagradable y repulsivo en el panoramo zoológico hispano. Y eso que no se ha hablado aquí de sus desquiciados comentarios de violador en potencia, o de defensor "ilustrado" de los maltratadodes de mujeres.


En fin, con la que está cayendo, hablar demasiado de este periodista es un error, pero sí es un deber humano denunciarlo.