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15 de març 2011

Gaddafi y los que lo armaron hasta los dientes


Cuando la indignación ha llegado ya a una fase de no retorno, de continúa ignición (como una bomba a punto de estallar), la clase política europea, española y mundial no deja de dar muestras de ceguera, improvisación e indecencia.

El papel de los gobiernos internacionales ante la revolución en Libia está alcanzando tintes dramáticos y de una hipocresia rayana en lo criminal. Hablemos del miserable país donde nos ha tocado nacer y vivir. Si ya es grave que España -entre otros países- haya vendido parte de las armas con que Gaddafi y su guardia de mercenarios sangrientos está masacrando a la población revolucionada (cada vez más aplastada) -que, dicho sea de paso, "nadie" sabe quién ha encendido [EE UU tiene todos los números: esta detrás de todas las guerras fratricidas y de toda masacre con petróleo de por medio]-, lo peor es el cinismo y la indecencia con que se está gestionando la situación. Ante el exterminio de la mayoría de libios que está cometiendo el dictador enloquecido, la única respuesta es... prudencia... ¡Prudencia ante qué! Cuando Gaddafi no molestaba, sino todo lo contrario, todo eran parabienes para este excéntrico y sanguinario dictador. Aún recuerdo cuando el monstruo criminal libio asistió al Fórum de las Culturas de Barcelona con su haima y el alcalde de la ciudad condal le saludó. Se hablaba de paz entre los pueblos, recuerdan: ya saben, el Fórum era la tapadera de un proyecto deficitario para instalar una depuradora de aguas residuales gigantesca bajo metros y metros de cemento (maravillosa paradoja). ¡SE HABLABA DE PAZ ALLÍ  Y, AL MISMO TIEMPO, SE VENDÍAN ARMAS ESPAÑOLAS AL SÁTRAPA! Recuerdo por entonces que yo ya lo denunciaba. Nadie hacia caso: Se trataba de "mover el mundo", de la diversidad, de las energias alternativas... pero sobre todo de la cocina exótica, del bailoteo, del buen rollete, de la idiocia de miles de alienados, cínicos o, en el mejor de los casos, inconscientes que acudieron al evento. 

Pues Gaddafi ha pasado a ser de respetado a apestado. Y sin pestañear la comunidad internacional ahora lo condena pero no hace nada para ayudar a los masacrados por el demente dictador: los inocentes, la población revolucionada, o simplemente la pobre gente que vive allí. Claro, EE UU no se puede meter en la enésima locura asesina: Irak, Afganistán ya son demasiados frentes. Europa, ya se sabe. Espera a que el gigante norteamaricano mueva ficha. Nada nuevo.

Lo más grave es la incógnita de cómo acabará esta revolución, convertida ahora en una venganza del gobierno del salvaje "amigo de Berlusconi" hacia su propia población. No me puedo ni imaginar que Gaddafi salga vencedor y continúe en el poder. Quizá en un tiempo vuelva a ser un buen socio para la escoria hipócrita de la clase política internacional. Es horrendo soportar a esta basura política. Hay alguien especialmente odioso en el contexto español: se llama Trinidad Jiménez. Qué insulto a la dignidad humana. La mentira en persona, más falsa e ignorante no se puede ni inventar. Es un país de mierda, no me cansaré de repetirlo una y mil veces.

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