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07 de febrer 2011

La enésima gilipollez: El motocivismo en Barcelona

El Ayuntamiento de Barcelona gasta parte del dinero público en campañas estériles y paternalistas, por no decir surrealistas, como modo de justificar que hace algo por la población (visibilidad de acción política), en este caso les dice algo a los motoristas que, claro, no saben. ¿Toman a la gente por imbécil? Más que eso. Les importa un comino. Mientras distraen con basura paternalista a algún incauto ciudadano/a (ya nadie cree en esta farsa: modelo Karcelona), ellos se dedican a lo suyo: favorecer a la hostelería. Especulación, "ocupación legal" (ellos detentan la legalidad) de espacio público y más maderos para proteger al circo turístico de la ciudad condal. Las calles de Barcelona no son de sus ciudadanos, son espacios-empresa en manos de salvajes especuladores. Ya saben, si quieren que les digan dónde deben tirar una colilla, por decir algo, voten socialista, voten Karcelona

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